Raúl Lendínez: “El 95% de las empresas hablan de éxito en sus proyectos con Agile”

Raúl Lendínez 18/02/2020
    Raúl Lendínez, responsable de Metodologías Ágiles de Pasiona

    Liderazgo, Management, SCRUM… Muchos son los conceptos que giran alrededor del paradigma organizacional nacido bajo el paraguas de las metodologías Agile.

    Frente a organizaciones tradicionales jerárquicas y rígidas, Agile ofrece un modelo de gestión de proyectos estructurado e iterativo, formado por equipos auto-organizados, con capacidad de adaptación al cambio, en una cultura de liderazgo basada en la colaboración y motivación. Los beneficios: más productividad, reducción de tiempo y costes, y satisfacción del cliente.

    Un nuevo paradigma que, si bien no es nuevo, está experimentando una lenta implementación en España. Más de nueve de cada diez empresas que han adoptado metodologías Agile habla de éxitos, pero solo una de cada cinco ha hecho una implementación total en todos sus equipos. El reto es complejo, ya que “no hablamos únicamente de introducir nuevos procesos y roles, sino que se trata de un cambio de paradigma que requiere abrir la mente a entender nuevos escenarios, necesidades y formas de proceder”, apunta Raúl Lendínez, Agile & Methodology Manager en Pasiona.

    La consultora, especializada en desarrollo de software con tecnologías Microsoft y con sede en Barcelona, Madrid, Bilbao y México, se apoya en su experiencia propia como empresa ágil y en su formación continua y certificación profesional para acompañar a las organizaciones en su transformación hacia el agilismo, una cultura que encuentra su gran obstáculo en sistemas tradicionales pero que las nuevas generaciones “ya traen de serie”. Esta experiencia que se remonta a 2012, cuando decidieron firmemente apostar por las metodologías ágiles en los proyectos realizados desde oficina, adoptando su proceso y flujo al marco de trabajo SCRUM.

     

    ¿Qué está llevando a las empresas a adoptar la cultura Agile?

    La situación más común que nos encontramos en las empresas tradicionales es la de organizaciones jerárquicas y equipos compartimentados, con grandes planificaciones previas, una importante ausencia de comunicación entre implicados y con entregas a final de proyecto. Con este contexto, son muchos los clientes que se enfrentan al hándicap de productos que no se ajustan a las necesidades del negocio y a constantes y dramáticos cambios, y que sufren las consecuencias de la detección tardía de errores y de retrasos continuos. Todo ello con una importante desmotivación del equipo y el lógico aumento de los costes en cada proyecto. Ante esta realidad, son muchas las empresas que ya han dado el paso hacia la adopción de Metodologías Ágiles.

    Una adopción que se está haciendo muy lentamente…

    Cierto. La última encuesta anual de Estado de Agile indica una adopción total en el 22% de los casos estudiados. Una cifra que va en aumento, pero lentamente. En el 26% de las empresas encuestadas más de la mitad de los equipos son Agile y en el 48% menos de la mitad lo son. Estas cifras demuestran que el cambio es lento y que las empresas necesitan la intervención y apoyo de especialistas como Pasiona que garanticen una transformación real y en el 100% de la organización, con todos sus beneficios.

    ¿Cuáles son esos beneficios que las empresas valoran a la hora de dar el salto hacia una transformación ágil?

    De manera general, el aumento de la productividad, las mejoras motivacionales del equipo y la reducción de los riesgos son las principales razones que están llevando a las empresas a esta transformación. Junto a estos factores, la reducción de costes ha ganado protagonismo en los últimos tiempos, derivado de la experiencia que las propias empresas están cosechando. El 95% de las encuestadas en el informe hablan de éxito en sus proyectos con metodología Agile, especialmente en lo relativo a la satisfacción del cliente, el valor de negocio y las entregas en plazo. Hay otro punto muy destacable que se refriere destacar a la reducción del time-to-market, tan necesario y crítico en cualquier organización. Las ventajas son reales y visibles, y por eso cada vez más organizaciones entran en la rueda del nuevo paradigma de empresas ágiles.

    La intención es clara y los beneficios están comprobados. Entonces… ¿qué está ocurriendo? ¿Dónde encontramos los obstáculos a una adopción real de la cultura Agile?

    En el concepto cultura está la clave. No estamos hablando únicamente de introducir nuevos procesos y roles, sino que se trata de un cambio de paradigma que requiere abrir la mente a entender nuevos escenarios, necesidades y formas de proceder. De hecho, la resistencia al cambio, un inadecuado soporte en gestión y la falta de apoyo ejecutivo se constatan como los principales impedimentos y a la vez retos en la implementación de Agile. Por desgracia, existe la falsa percepción de que Agile puede eliminar o minimizar ciertos cargos ejecutivos o mandos intermedios al proponer un modelo colaborativo, perdiendo así el control del proyecto. Nada más lejos de la realidad. Estos cargos son necesarios porque son dueños de la estrategia, visión y gestión interna de la compañía y por tanto son roles claves en la organización. Cualquier marco ágil propone un sistema paralelo para trabajar y obtener resultados orientados a productos o servicios concretos entregando valor cuanto antes.

    Es lógico entender las reticencias por parte de empresas que vienen de un modelo tradicional muy arraigado a la hora de abordar un cambio tan complejo y un escenario desconocido. ¿Con qué herramientas pueden contar o de qué manera se les puede facilitar afrontar ese reto con garantías?

    La tarea ineludible es la formación. Como decía, un cambio cultural de estas dimensiones pasa por una preparación no solo en el conocimiento de herramientas, roles o formas de actuar, sino en el nuevo paradigma que representa. Hay que desaprender los hábitos adquiridos para entender nuevas maneras de hacer las cosas. En este punto radica el principal reto. Se trata de cambiar hábitos, entender nuevas formas de actuar. Esa es la primera parte del trabajo: la formación en cultura ágil. A partir de ahí, el acompañamiento a las empresas en su transformación digital lo abordamos mediante la selección del marco ágil más adecuado, la implantación de estrategia, el escalado a toda la compañía y las funciones de coaching y creación de equipos de alto nivel. Este acompañamiento le otorga a la organización la seguridad y tranquilidad de que paso a paso, van por el buen camino. La formación, el soporte de los Agile coaches y el compromiso de la alta dirección conforman, en este contexto, la piedra angular del éxito en la implantación real de cultura ágil. No hay que olvidar que cualquier marco ágil de trabajo propone unas bases en las cuales empezar a trabajar, y tras un tiempo es la propia organización la que adapta este marco a sus necesidades en base a la experiencia empírica y a la mejora continua.

    Aunque no sea un modelo nuevo, sí es cierto que el universo Agile está en constante cambio. ¿Cómo se puede garantizar una transformación real en un contexto tan variable?

    Es cierto, está en constante cambio, lo cual es una característica muy Agile en sí misma, y un reto permanente. En este contexto, la formación continua es nuestra garantía de profesionalidad en el servicio que prestamos a las empresas que nos confían sus procesos de transformación ágil. Nos aseguramos de contar con un equipo preparado y actualizado y es por ello que sumamos más de 20 profesionales certificados en SAFe. SAFe es un marco de trabajo que permite llevar las metodologías Agile a las organizaciones más grandes y complejas, esencial en grandes multinacionales. Y no solo eso: contamos con la certificación en SAFe 5.0, la versión más reciente de este marco de escalado. Esta es la única y necesaria vía para garantizar que estamos preparados para acompañar a las empresas que quieren transformar su organización y beneficiarse de las ventajas que la cultura Agile, sean cuales sean sus circunstancias, necesidades y problemáticas específicas.

    Frente a la resistencia de organizaciones tradicionales, ¿lo tendrán más fácil las nuevas generaciones?

    Absolutamente. De hecho, no es que tengan más fácil aprender la cultura Agile, ¡es que ya la traen de serie!

     

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